la luz no deja de ser luz porque el sol se esconda.

la luz no deja de ser luz porque el sol se esconda.
fortín de San Miguel, al atardecer. abril 2010.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Contemplación

Contemplación
Desde aquí puedo verla nuevamente, después de tanto tiempo que no se sentaba a escribir, y ahora lo está haciendo. Y así es, puedo verla sentada, con la mirada un poco perdida y n poco triste, podría dejar de mirarla y ocuparme en mis pensamientos pero es que mis pensamientos se parecen mucho a los de ella.
Desde lejos puedo sentir que no está del todo bien, porque no está del todo acompañada ni del todo sola.
Alguna vez quiso tenerlo cerca y alguna vez pensó en que estaba obsesionada, tal vez lo estuvo, pero la realidad de esto es que yo no puedo saberlo porque ella es impredecible, y no sólo hay una personalidad sino varias.
Algunas personas creen poder ayudarla cuando lo que hacen es causarle más dolor. Después de tanto tiempo hoy vuelvo a verla, pero no recuerdo haberla visto muchas veces contenta, con un poco de felicidad, sus momentos de risa ya están lejos y juegan a la escondida con su vida tan llena de recuerdos, tan melancólica, tan abatida. Hoy vuelvo a observarla nuevamente con aquellos ojos que sólo pueden mirar, no más que eso, sólo mirar.
Si tan sólo me dejaran ayudarla, si ella me mirara a mí como la miro yo, con esos ojos tan cansados y perdidos en un vasto infinito de recuerdos, de melancolías, y de un pasado tan trágico y sofocante.
Si tan sólo me diese la oportunidad de quererla, pero no, la verdad es que no puedo porque ella tiene muchas asperezas que no suelen gustarme y no puedo pulir, y me gustaría ayudarla pero ni siquiera pedo ayudarme.
Y ella y yo somos una, o mejor dicho somos dos en un mismo cuerpo, con pensamientos a veces similares y muchas veces totalmente diferentes.
Ella no es el otro yo, ella no es la conciencia, ella no es el remordimiento, ni tampoco es la mala de la película de acción en la que todos sufren, ni en la película de misterio, pasión y suspenso en la que nacen y mueren. Y no es la mala de la tan realista película que sin duda no es ciencia ficción. No, no es la mala de esa película llamada “vida”.
Y ella se esconde tras de mí y yo tras ella, y así estamos da la vida y todo el tiempo.
No se si se han dado cuenta de que ella vive en mí, de que es una para conmigo y yo con ella.
No sé si ustedes saben todo lo que sufrí por ella, a veces intento expulsarla de este cuerpo y otras veces es ella quien me expulsa, nos reconciliamos, nos peleamos, queremos extinguirnos y planeamos cosas que podrían matar a nuestro recinto, podrían matar a ese cuerpo, acabar con su vida, y acabaríamos suicidándonos porque si muere también moriremos.
Y así es que todavía estoy Aquí viéndola escribir y escribir líneas, está escribiendo estas líneas, si, yo también estoy escribiendo. No crean que estoy loca pero ella se parece mucho a mí, y a la vez es tan distinta y peligrosa que suele asustarme con sus agonizantes ataques de pánico, de risas y llantos.
Lo siento, pero cuando hablo de mí, hablo de ella, y no puedo evitarlo y se van las palabras y yo sigo escribiendo porque ella es una persona un poco rara, y todavía no se si es humana.
Ni siquiera puedo dejar de escribir estas líneas, es tanta la pasión que le tengo que no puedo dejar de escribir sobre mí, no puedo dejar de escribir sobre esta desconocida. Espero que comprendan lo que me ha llevado a tornarme dividida, en dos partes, en ella y en mí, lo siento, siento hacer lo que hago.
Por ahora ya no quiero escribir porque me ha aburrido y cansado. También porque me da miedo no tener nada de lo cual pueda escribir, y si eso sucede nos extinguiremos. Tal vez nos veamos, en el próximo viaje hacia el interior de mi ser, hacia la locura, nos vemos siempre en el largo camino que aún no logro caminar sin caerme casi usualmente a cada paso que doy. Me voy pero pienso que volveré porque tengo que volver, porque lo más interesante no ha sido contado y ella tiene mucho que decir como yo de ella.
Victoria Olivera