la luz no deja de ser luz porque el sol se esconda.

la luz no deja de ser luz porque el sol se esconda.
fortín de San Miguel, al atardecer. abril 2010.

miércoles, 18 de noviembre de 2009


El Tiempo.


¿Qué puedo decir del gran señor que se ha llevado todo?, que se lleva a cada instante un poco de mi vida.
¿Qué puedo decir si encontrándome en cualquier lugar, él, allí siempre está?
Su impertinencia nos persigue y consume, nos deja solitarios, acompañados, muertos, viejos, arruinados, felices.
El dios eterno de los seres humanos, el que ve pasar generaciones y generaciones. El tiempo, que permanece y pasa a cada instante.
¿Qué podría decir de ese capricho que acompaña nuestras vidas?
Este momento es suyo y el que viene, y éste, y éste.
Toda mi vida es de su propiedad.
¿Acaso encontraré algún lugar donde él no gobierne?
¿Habrá un día en que el motor invisible cese y nuestras almas y cuerpos se congelen?
El tiempo me ha visto nacer, me ha visto crecer y me verá morir también.
Es el espectador constante de este gran juego,
De este laberinto,
De este círculo.
¿Para qué hablar?
¿Acaso puedes pedirle tiempo al tiempo?
No voy a vacilar un instante, no voy a dejarme caer,
No cederé a idiotas peticiones.
Desde hoy aprovecharé cada instante –al menos trataré de aprovecharlo- y miraré el espejo del presente desgarrando la ropa del ayer.
Trataré incansable de mirar de mirar mi vida y releerla,
Acomodaré mis pilchas y me iré lento por esta calle.
En esta ruta de alegrías y tristezas es poco y mucho lo que puedo decir.
El éxtasis del hoy ya me atormenta.
Y un mañana comienza y me desvela.
Dormir no quiero en esta selva, podría morirme ahora si lo hago,
Y el único gigante implacable me vería.
¡Más morir no quiero en este día!
Atormentados los humanos viviremos, y tras la gran cortina de la muerte nada sabemos,
Pues allí se llega pero no sabemos si se regresa.
Todos quisieron hablarme del ayer, pero yo apenas pude mirarlo,
Y mi vida es un soplo corto y frío que sólo mirar quiere hacia delante.
Cansada escribo el verso que se lleva esta gran ave de rapiña.
Vuelo y apenas llego al techo de una casa,
Caigo y me choco algo más allá del mismo suelo.
Me despierto y veo el vacío del mañana que me dice que el hoy es todo o nada.
Caminando sola sigo mi albedrío, pensando si es que no es destino,
Y me encuentro entonces con un mar,
un río de sangre y de cloacas que ensuciando van lo que encuentran al pasar.
Ya no se qué decir, ya no se qué callar.
Sólo quiero vivir e ignorar que aquí estás,
Compañero invisible de la eternidad.

Victoria Olivera


Sobre el tedio.

El tedio y la rutina, ¡qué pareja tan suicida!
Desearía que nunca lleguen a mí para quedarse,
Y desearía además que me dejen con mi depresión,
La prefiero a ésta que me da al menos una canción,
Una sílaba, un poema;
La prefiero y sólo quiero que el tedio y la rutina se alejen de mí.
Hoy ya no veo más que un verano próximo que parece invierno,
Que aunque de costumbre suelo no quererlo,
Prefiero el invierno antes que este tedio.
Y dejadme sola con mis lamentos,
Con mis sentimientos,
Y dejadme sola porque ya no siento.
De nada podría yo querer estar más lejos que de esta horrible rutina que consume a cualquiera,
Y lo lleva a su cueva con su enamorado.
Ese tedio horrible que se ha disfrazado,
Con hermosas flores lo veo,
Pero tras de eso está su oscura y monótona faz de días iguales.
No soy nada sin mi verano,
Pero no deseo que vengan los falsos a pintar las playas,
A crear colores,
A hervir las aguas.
Todo eso es lo que no deseo y por nada quiero.
Porque hoy no soy nada sin el mar al lado.
No quisiera nunca que venga el invierno y me pinten cosas y quieran vendérmelo.
Por nada yo podría cambiar a mi cuadro por ese todo despintado, gris y atormentado.
¡El tedio y la rutina que se vayan lejos que hoy revivo yo porque he visto el sol,
porque vi el verano y siento calor!



Victoria Olivera.

1 comentario:

Unknown dijo...

OTOÑO

Oh tu que cantas en el bosque de los pájaros mudos
tu que meces y arrancas
tu que besas y aúllas
oh tú ahora
que sacudes y arrastras
estos pájaros de la desdicha te siguen
cadáveres que juegan a la vida
pájaros ciegos y de mustias alas
oh tú ahora que anuncias
feroz
el crujir de huesos
en las ramas
oh tú que anuncias
oh tú que eres tránsito

(y todo es tránsito- pensé o dije)

oh tú ahora
despellejando raleando
los pájaros suicidas
los pocos transeúntes