la luz no deja de ser luz porque el sol se esconda.

la luz no deja de ser luz porque el sol se esconda.
fortín de San Miguel, al atardecer. abril 2010.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Lamentémonos juntos.


Se levantó por la mañana, no sabía qué era lo que quería hacer, hace mucho tiempo que buscaba algo nuevo pero en lugar de ello no encontraba otra cosa que la monótona vida en la que estaba inmerso día tras día.

Ayer por la tarde tuvo la impresión de que todo comenzaría a cambiar, todo sería diferente, se dijo para sí mismo. Hoy todo era igual que ayer, igual que el mes pasado, igual que el año pasado, y muy igual a todos los años anteriores.

Hoy buscaba quizá poder vivir de otra manera, no sé porqué pero aún sigue buscándolo, parece tener una firme postura a no resignarse. Si supiera que su vida no va a cambiar, si se diera cuenta de que está condenado a vivir así, a morir así; descomponerse y perderse en los recuerdos de esa misma manera, así es su condena.

Hoy se levantó por la mañana, sintió que su cuerpo era cada vez más humano, cada vez más débil. Su cuerpo daba pena, tenía los ojos perdidos en el vacío de su casa; su mente estaba llena de obligaciones y de nombres que no deseaba recordar. Hoy tenía un día libre, para él, era domingo y deseaba que las horas transcurriesen más lento, con calma, pero nada podía cambiar; nada podía alterar el tiempo.

Fuera de su casa existían otras personas, fuera de su mundo existían más mundos que ignoraban también la existencia de otros. Todo era extraño, todo tenía otro tinte, existía el hambre y existía el frío pero él sólo sabía de soledades.

Ahora podía darse cuenta de cuánto se había equivocado al decirle a aquellas personas que su vida era mejor que la de ellos. Ahora podía sentir en sus vidas un dulce olor a libertad, escapaban de las obligaciones del resto de las personas, de los horarios y de las fechas. Hoy podía saber que siempre estuvo equivocado al creer que eligiendo lo que muchos se sentiría bien, hoy sabe que debió optar por otros caminos, por sendas que piden sacrificios y otorgan luego muchas recompensas. Pero él no sabía de otra recompensa que la material, la económica.

Es una pena que ya se haya ido su día de descanso, es una pena que mañana vuelva a trabajar y todo siga siendo igual. En efecto, ahora tendrá que dormir un poco porque mañana vuelve a calles que se inundan de gente que ha perdido su andar. Si por un momento no fuese cobarde, si hoy tomase alguna de sus cosas y comenzara a caminar, a viajar, sin horarios ni días, sin fachas, sin semanas. Pero hoy…hoy está cansado y mañana tendrá que trabajar.

vicucha.o












LES DEJO LA DIRECCIÓN DEL  BLOG DE UN AMIGO.
wwww.alvaropoeta.blogspot.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

la verdad muy interesant muy interesant....