la luz no deja de ser luz porque el sol se esconda.

la luz no deja de ser luz porque el sol se esconda.
fortín de San Miguel, al atardecer. abril 2010.

viernes, 1 de enero de 2010



Cuantas cosas perdemos en las aparentes aguas, y sin darnos cuenta pasamos ignorantes, lejanos, frente a las aguas que tenemos que mirar… Muchas cosas que pasan fugaces como instantes rotos por la pena, cosas que pasan dejando huellas imborrables, dejando sonidos que hieren el tímpano profundo, dejando sonidos que alimentan las exaltaciones del ser…




Hoy la vida es lo que parece quedarme, hoy parece no haber salidas en este círculo, como si fuésemos presos de invisibles cadenas…pero quedan cosas, pero quedan salidas, pero el tiempo es el ahora, este preciso instante en el que hay que despertar, ya mismo, debemos de abrirnos a la energía universal.





Las aguas están allí y quien no puede oírlas es un desdichado, grande es el bloque de piedras que impide el paso del sonido, grande el bloque creado por la cortina impuesta de los sistemas.



¿Acaso no escuchan el sonido que proviene de lejos?...Sí aquí cerca, ahí, allí, aquí, está el sonido, están las aguas profundas, claras, tranquilas, serenas y espectaculares, todas sin mentiras, todas con su alegría de encontrar a la esencia, y la pena de muchas veces no ser oídas.





¿Cómo podemos?

¿Qué necesidad hay de engañarnos a nosotros mismos?



Ya no debemos, ya no tenemos que acceder a los crueles, no, no debemos.





Necesidad, la de encontrarme y encontrarlos, la de verlos desde un sentido agudo y divino, necesidad de estar en el mundo y ser concientes de ello…



Hoy es día, ahora el momento.

A no caer,

Hay que llegar…

 

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